sábado, 30 de mayo de 2009

Homilía monseñor Héctor Sabatino Cardelli, Obispo de San Nicolás


Coronación de la imagen de la Virgen de San Nicolás y el Niño Jesús

María, Madre Nuestra, desde el “bendito el fruto de tu vientre”, hasta el “ahí tienes a tu hijo”;
Madre Nuestra, desde el “hagan lo que les diga”, hasta el cenáculo, acompañando a la Iglesia orante en la espera del Espíritu Santo prometido;
Madre Nuestra, desde Guadalupe y Luján, adelantándote a nosotros para esperarnos y que fuéramos Nación; Madre de la Iglesia, a quienes nos diste a luz en Jesús, tu Hijo y nuestro hermano; Aquí estamos hoy, desde el Norte y el Sur, desde el Este y el Oeste, donde nos acompañas en cada rincón, por más lejano que se encuentre de este bendito lugar; queremos expresarte nuestro amor, nuestro agradecimiento y nuestra súplica, porque te has manifestado nuestra madre para recordarnos el camino del encuentro con Jesús y fortalecer el vínculo fraterno que nos distingue como miembros de esta gran familia mariana. Por tu respuesta fiel al proyecto de Dios, asociada a su plan salvífico a favor de su gloria y de nuestro bien, fuiste coronada por encima de todo lo creado, gozando del triunfo de la victoria de Jesús sobre el dolor, el pecado y la muerte! Te vemos gozosos, participando de esa plenitud alcanzada porque fuiste la servidora del Señor, misión que se prolonga para nosotros en este tiempo en el que libramos la gran batalla, iluminados y aleccionados por tu ejemplo que celebramos, llenos de esperanza en tu mediación maternal, para que podamos también nosotros alcanzar la victoria. Lo que ceñiremos en tu frente y en la de tu Hijo, no será sino una sublime expresión de gratitud y reconocimiento por ser la causa de nuestra salvación cuando nos diste a Jesús, por quien somos tus hijos y hermanos entre nosotros. La humildad y pequeñez de tu servicio incondicional al querer de Dios ha significado tu mayor grandeza, porque gracias a tu actitud de despojo Él creció y te hizo partícipe, asociándote a su obra redentora. Tu camino va de la mano con el de Jesús, nuestro camino, y así , te has convertido en el fruto más espléndido de su obra y, para nosotros, en el modelo de santidad y adhesión al plan de Dios. Vemos en tu vida y persona una expresiónd dócil, sencilla y, a la vez, totalizante de cómo debe ser para nosotros el modo de vivir esta relación con Dios, sin dudas ni temor de equivocarnos, convirtiéndote en un signo de esperanza. Te alabamos, Virgen Madre, pues nos diste al Redentor que alcanzó pan para nosotros la gracia y la salvación. Eres el gran prodigio que creó Dios por bondad. Eres la promesa de victoria, nuestro triunfo sobre el mal. Madre de la Iglesia, hoy queremos proclamar tu grandeza en la magnitud de tu servicio de amor, queremos confesar nuestra gratitud y cercanía, desde siempre, que reconocemos, valoramos y anunciamos de generación en generación. Este pueblo peregrino que se pone bajo tu amparo, somos tus hijos, en quienes forjaste la fe en aquel que nació de tu carne, hoy te pedimos que nos hagas semejantes a Jesús y podamos mostrar su rostro labrando la amistad entre nosotros para adelantar aquí el gozo de la patria futura. Elegiste este lugar para que todos los argentinos nos encontremos aquí y nos embebamos de tu amor y de tu paz para compartirlo en el nombre de tu Hijo Jesús. Esta corona que resume el querer de todos es un gesto de alegría y de gozo que nace del reconocimiento de tu humilde, silencioso y fecundo servicio que estamos felices por recibir y de alguna manera, queremos expresar la prioridad que le damos de nuestra parte. Eres nuestra reina del corazón, de la mano tendida, del cobijo y el acompañamiento, del estar y caminar juntos, de tu mirada serena y de tu ofrenda divina al entregarnos a tu Hijo. Eres la inspiradora de nuestros grandes ideales de comunión y fraternidad, ayudándonos a vivir en la alegría y en el dolor, en la siembra, en la poda y en la sasón del fruto que madura al calor de tu mirada. Has entrado en el quehacer cotidiano de nuestras vidas, haciendo de nuestras casas tu Nazareth; de nuestras vidas, tu misión; de nuestras conductas, tu obrar; de nuestra oración, tu disponibilidad, a lo que Dios te pidió, de nuestras comunidades, la fraternidad que nos imprime tu presencia de madre. Esta presencia en nosotros nos convierte en discípulos de Jesús, de quien eres la maestra que eligió la mejor parte, en Iglesia como lugar de encuentro y vivencia, porque al darnos a Jesús te convertiste en nuestra madre. Hoy, aquí, somos un signo visible, fuerte y gozoso de todo lo que haces y significas para cada uno de nosotros, que con fe grande y amor de correspondencia, queremos expresarte el lugar que ocupas en nuestras vidas. Sabemos que como madre curarás las heridas de nuestras caídas y como maestra, nos indicarás el camino para no volver a caer. Somos tuyos, te ofrecemos hoy nuestra vida y nuestro corazón, tu guárdanos y defiéndenos como una posesión tuya. ¿Qué más podemos darte? Como expresión material e indeleble hemos elegido un metal de nuestra tierra, el fruto de nuestros campos y el punzón y el martillo del orfebre en manos de tu pueblo y de tus pastores para labrarte este signo de nuestro amor que hoy ponemos en tu frente como testimonio irreversible de que te queremos y te pertenecemos. Los signos de la Cruz, del Espíritu Santo y del Rosario están por encima de todo como testimonio de tu grandeza asociada a la voluntad de la Trinidad Santísima que sintetiza toda nuestra voluntad. Madre, como pueblo mariano, fieles y pastores, te sentimos tan cercana que nos fusionas en la intimidad de Dios, haciéndonos uno, para que el mundo crea! Mons. Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás de los Arroyos

Santuario de la Virgen del Rosario de San Nicolás

"Mi amor de Madre se vuelca hacia mis amados hijos. En este pedazo de tierra bendita, el Señor renueva el alma; aquí, el Señor fortalece el espíritu, aquí, la Madre espera de sus hijos, el nacimiento del hombre nuevo, para hacerlo crecer con un corazón abierto, un corazón limpio y merecedor de las bondades del Señor. Amén, amén." (Mensaje N° 1183 del 26-5-87)

El 25 de septiembre próximo, fecha en que todos los años se conmemora la aparición de la Virgen, la imagen será coronada en todas las Iglesias del país.
Página del Santuario de la Virgen de San Nicolás:http://www.virgen-de-san-nicolas.org/maelesim.asp

Salida de María del Rosario hacia el parque de la Coronación

Nuestra Santísima Madre, es llevada hacia el parque de la Coronación (el campito donde apareció a la vidente), los fieles la esperan a la salida y derraman pétalos de rosas sobre su imagen y la del niñito Jesús. Esta celebración se realiza los 25 de cada mes en San Nicolás, pero se realizó este 25 de mayo muy especialmente, porque fue coronada por su pueblo.

martes, 26 de mayo de 2009

Imagen de la Virgen de San Nicolás coronada

Madre Santísima, escucha las plegarias de todos tus hijos. Concédenos la paz, el amor en las familias, en nuestro país y en el mundo. Que no nos falte la dignidad del trabajo y danos sabiduría y discernimiento para ayudar a nuestros hermanos, en especial a aquellos que más nos necesitan.

Coronaron a la Virgen del Rosario de San Nicolás


A 26 años de la creación del santuario, en San Nicolás, 500.000 personas renovaron su devoción

SAN NICOLAS.- Una multitud acompañó la coronación de la imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás, 26 años después del nacimiento de esta devoción en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos.La imagen había sido bendecida en Roma en 1884 por el papa León XIII, pero la devoción se difundió en San Nicolás desde 1983.Fuentes de Seguridad de la intendencia y de la policía estimaron en unos 550.000 los concurrentes, llegados de todo el país.Dos horas antes de comenzar la procesión, quienes querían acceder al camarín de la Virgen formaban una cola de cuatro cuadras. El último de la cola era Luis Cabrera, de 69 años, de La Tablada. Había sido peón en el Mercado de Abasto. "Soy jubilado, cobro sin trabajar", dijo. Contó que el 25 de junio de 2005 vino al santuario y el 12 de julio empezó a cobrar la jubilación. "Desde entonces, cuando puedo vengo a agradecer."En el santuario entraba y salía gente todo el tiempo. Se rezaba el rosario. Miriam Chevalier, de 43 años, operaria en una empresa de jabones, había venido con cuatro ómnibus de una parroquia de La Matanza. Venía con su esposo y sus hijos Uriel, de ocho años, y Lucio, de cinco. "Los dos son un milagro de la Virgen -dijo-, porque yo no quedaba embarazada."En el patio de la casa de Gladys Motta, la mujer que en 1983 manifestó al entonces obispo de San Nicolás que había visto a la Virgen, muchos tiraban papelitos con pedidos a la Virgen. "Virgencita, te pido que el pequeño Julián, que está en camino, venga al mundo de la mejor manera posible", podía leerse en un papelito.Teresa Lalor de Paz recordó que su suegra, Lía Paz, que organizó cientos de peregrinaciones de las Esclavas de María, murió hace dos años hablando en voz apenas audible de la coronación de la Virgen. Cerca del santuario crece un árbol que ella trasplantó allí desde el balcón de su departamento en Barrio Norte."La gente tiene fe, la gente mira al cielo, está sedienta de Dios", dijo el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera. Al evocar el 25 de mayo de 1810, afirmó que "no podemos renegar de nuestro origen, lo cristiano forma parte de nuestra historia".En la calle, entre la gente, el obispo de San Nicolás, monseñor Héctor Cardelli, dijo a LA NACION que la coronación "es respuesta al pedido del pueblo", que recibió en miles de cartas y mails. La coronación tiene un alto valor simbólico en la Iglesia; para que una imagen sea coronada debe ser de amplia significación en un lugar.

Pañuelos y pétalos

Entre cantos, la imagen fue acompañada por una procesión por las calles de unas 20 cuadras. Cuando llegó al campito, entre el agitar de pañuelos, Sofía Cabrera, de ocho años, sostenía unas rosas que le había dado su abuela, Sofía Martínez, devota de la Virgen.Concelebraron la misa al aire libre diez obispos y decenas de sacerdotes. A las 16.20, en medio de la misa, se realizó el rito de colocar la corona en cuya confección participaron con sus manos más de 600.000 personas. Cardelli dijo a la Virgen que al ceñirla con una corona visible ellos "reconocen a tu Hijo, el Rey del Universo". Luego, el orfebre Juan Carlos Pallarols, que talló la imagen, ajustó los pernos. Unos globos con una bandera argentina se elevaron al cielo y hubo salvas de estruendo.Se acercaron al altar ofrendas de todo el país. Desde Córdoba llevaron alfajores y "mil rosarios rezados". De San Juan, vino para misa; de Mar del Plata, anchoas; de Tapiales, alimentos; de Tucumán, caña de azúcar y candelabros de cristal. También llegaron desde otros países. Omar Vilela, peruano, trabaja de obrero de la construcción en La Plata y dijo que viene todos los días 25 . "Ella me sacó del fondo del pozo y me dio una nueva oportunidad", deslizó.Se cantó el Himno Nacional. Entre nubes de pétalos, la imagen de la Virgen fue devuelta al santuario. El cielo se encapotó y empezó a llover. "Nos vamos con una bendición", dijeron unos peregrinos de Santa Fe.

Jorge Rouillon. La Nación