lunes, 28 de diciembre de 2009

Gladys, una abuela agradecida

Hay momentos en la vida, que solemos arrodillarnos para rogar, pero son pocos los que agradecidos nos ponemos de rodillas para dar gracias.
Hoy quiero estar en las filas de estos segundos; porque después de haber sido testigo del milagro logrado con el nacimiento de mi nietecito Nicolás, no podía hacer otra cosa.
Brevemente les narraré este acontecimiento. Mi hija Silvina María, madre de María Florencia y de Nicolás Agustín, apostó desde hace cinco años a Jesús y a María, para poder tener hoy la dicha de ser madre de estas dulces criaturas.
Primero fue María Florencia, quien nació después de tres embarazos malogrados, y sin embargo no se dio por vencida. Juntas íbamos todos los días 31 de mes a San Ramón Nonato, allí llorábamos y pedíamos que se produjera el milagro; cuando nuestras esperanzas estaban a punto de flaquear, se anuncia la pequeña María Florencia, que nació con toda felicidad.
Transcurridos tres años, donde gozamos con todas las ocurrencias de una pequeña dotada de miles de gracias, mi hija decide tener su segundo hijo; allí comienzan nuevamente las penurias. Otro embarazo fallido, con un embrión muerto, obligan a una nueva intervención quirúrgica para Silvina; justamente dos días antes de navidad, la depresión se apoderó de ella y la tristeza de nosotros también. Nuestros miedos de padres se acrecientan y le sugerimos con insistencia, que se conforme con tener una sola hija y no hacer nuevos intentos, ya que ponía continuamente en riesgo su vida. Ella no contestaba y sufría en silencio, sin embargo, yo que la conozco sabía que no se daría por vencida.
Siguió apostando a nuestro Dios y sin saberlo tres meses más tarde de su pérdida, nos enteramos por una tercera persona, que esperaba un hijo. Debo confesarles que esta noticia, nos llenó más de inquietud que de alegría y tal vez algunos reproches, ya que veíamos que continuamente ponía en riesgo su propia vida.
Nuestro egoismo de padres, temíamos por ella, incluso por el bebé que se anunciaba, ya que uno de sus embarazos frustrados fue a causa de una malformación múltiple.
A partir de la noticia; y después de mucho hablar, decidimos acompañarla con nuestros ruegos en su " dulce y angustiada espera".
Pasaron los meses y ante cada ecografía todos acrecentábamos las oraciones, porque era una nueva prueba para ella y para nosotros.
Mientras tanto el Grupo de oración a Nuestra Señora de la Dulce Espera de la Parroquia Santa Mónica, seguía rogando por ella, la tenían en una lista desde el último embarazo fallido, dado que yo misma le pedí a una de las señoras del grupo de oración que la incluyera en las peticiones a Nuestra Madre.
La Virgen, no se hizo esperar, ya que luego supe, que a sólo una semana de haber comenzado a orar por ella, quedó embarazada. Hoy felices, damos mil gracias al Altísimo, ya que Nicolás desde el 25 de setiembre, justamente el día de la primera aparición de Nuestra Señora, se asomó al mundo con toda felicidad y sin ningún problema.
Gracias a Dios y a todos los que colaboran de algún modo para que este sueño se hiciera realidad.

Gladys
Una abuela agradecida

1 comentario:

rosaeva dijo...

Que preciosa Historia Gladys.
Yo tambien en compania de mi Hija hemos vivido momentos muy similares a los tuyos..pero Dios esta con nostros y tambientengo la dicha del Nacimiento de mi nieto Oliver quien vino a este mundo el 12 de Agosto a las 4:00p.m.
Lamentablemente estuvo en terapia Intensiva 14 dias, Pero Con la ayuda de Dios y las Multiples Cadenas de Oracion de familia y amistades Nuestra, ya esta Durmiendo en casa con sus Papas.
"Senor hagase su voluntad"
"Senor tu Tienes tus Planes" Y Nosotros los Rspetamos.
Amen.
Rosaeva